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Del
compromiso a la decisión: características de la evaluación
institucional universitaria
en españa
Ignacio González López
Profesor asociado, Departamento de Educación, Universidad de Córdoba,
España.
Correo e: [email protected]
Introducción
En la década de los ochenta,
varios sistemas universitarios occidentales, entre
los que se incluye España, estrenaron nuevos
marcos jurídicos caracterizados, entre muchas
de sus particularidades, por la autonomía de
la universidad, convirtiéndose en un argumento
fundamental para el logro de los objetivos de calidad
y progreso de la educación en estos países.
Se advierte que esta nueva caracterización
de la universidad permite la innovación, incrementa
la eficacia y eleva la efectividad. La Ley de Reforma
Universitaria, sancionada en España en el año
1983 (reemplazada por la Ley Orgánica de Universidades,
2001), reconoce este carácter como un factor
de mejora del sistema al propugnar que generará diversificación
y que esta variabilidad conllevará un incremento
de la calidad.
Con este nuevo carácter universitario, se pasa de una realidad basada
en el control y la planificación centralizada de forma burocrática,
a presumir del principio de autorregulación (Kells, 1995).
En consecuencia, los gobiernos exigen a las instituciones acciones dirigidas
a mejorar su calidad, por lo que la implementación de proyectos de evaluación
institucional es un reflejo de lo que actualmente están demandando los
sistemas sociales: la sociedad no está dispuesta a seguir aceptando
que las universidades se autojustifiquen y desean conocer las actividades que
desarrollan.
Junto a estas razones pueden señalarse otros factores que justifican
la necesidad de desarrollar procesos de evaluación para valorar la calidad
de la universidad (Rodríguez Espinar, 1997):
• La fase de expansión
de los sistemas de enseñanza superior ha puesto
de manifiesto significativas debilidades de los mismos.
• Los costes se han disparado como consecuencia de la masividad del acceso
y las restricciones económicas fuerzan una mayor eficiencia.
• La sociedad exige al sistema universitario una mayor aportación
al desarrollo nacional.
• La internacionalización de la producción y de la formación
superior reclama niveles de calidad contrastados y contrastables.
• Todo usuario tiene derecho a conocer datos y especificaciones acerca
de la calidad ofrecida por la institución en la que ingresa y desarrolla
su formación.
• Las instituciones universitarias, al igual que todo servicio público,
han de ofrecer evidencia a la sociedad de la calidad de su acción y gestión.
• Por último, la naturaleza de las funciones y actividades de las
instituciones universitarias reclama la existencia de procesos internos y externos
de evaluación como procedimiento para garantizar la pertinencia, eficacia
y eficiencia de las mismas.
Abordar estos procesos dentro del ámbito
universitario español supone aproximarse al
modelo de la Fundación Europea para la Gestión
de la Calidad (EFQM), un sistema de Calidad Total
(Gento Palacios, 1996) donde la satisfacción
del usuario y del personal y el impacto en la sociedad
se consigue mediante un liderazgo que dirija la política
y estrategia, la gestión del personal, los
recursos y los procesos hacia la excelencia en los
resultados de la organización.
La evaluación institucional
universitaria
Una universidad sólo puede
alcanzar un nivel de calidad aceptable cuando los
elementos humanos, financieros y físicos, la
enseñanza y la investigación, la organización
y la dirección son, en conjunto, apropiados
para los fines que la institución persigue.
Por tanto, la evaluación de la calidad de una
universidad sólo es posible plantearla globalmente,
evaluando cada una de sus piezas, pero dedicando especial
atención al funcionamiento del conjunto. Tal
y como señala Mor Ruiz (1998: 38), este es
el enfoque que adopta la evaluación institucional.
Los objetivos de la evaluación
institucional
Para una mejor comprensión
de los procesos de evaluación de las universidades,
Vieira Pereira (1997) señala los objetivos
que estas instituciones se proponen en relación
con la puesta en marcha de este tipo de procedimientos:
• Evaluar el comportamiento
de las actividades académicas y la enseñanza
de graduación, con vistas al establecimiento
de nuevas políticas referentes al empleo de
recursos presupuestarios, distribución de plazas
docentes, adecuación de cursos a la realidad
social, etc.
• Viabilizar la organización de bases de datos que puedan subsidiar
a la gestión universitaria, posibilitando el perfeccionamiento, redirección
del proyecto académico, asegurando medidas de corrección y de superación
de trabas diagnosticadas.
• Propiciar una postura crítica en lo que se refiere a la relación
entre la institución y la sociedad a la que sirve y organizar un sistema
de información que posibilite juicios contemplados en bases lo más
objetivas posibles, identificando deficiencias que han de superarse y aciertos
que serán expandidos.
• Estructurar el proceso continuo de evaluación, fomentando en las
unidades administrativas y académicas la cultura de la calidad y de la
productividad en el comportamiento de los individuos, de los grupos y de la institución.
• Promover sensibilización, recogida de datos, diagnósticos,
evaluación interna, acciones de reorganización curricular y político-administrativa
y retroalimentación.
• Revisar y perfeccionar el proyecto académico y socio-político
de la institución, con vistas a la mejora de la calidad, para que sus
productos sean valorados y legitimados por la comunidad.
• Contribuir a la redefinición de identidad y actualización
de recursos, teniendo como base principios conceptuales claros y definidos en
la conciencia colectiva de su necesidad y en la voluntad política de la
comunidad.
• Reflexionar el papel de la universidad hacia sí misma y hacia
la sociedad, evaluando y redimensionando sus acciones en los campos de la enseñanza,
la investigación y la extensión.
Siguiendo en esta línea parece
lógico advertir que los sistemas de evaluación
institucional universitaria deben incluir mecanismo
para asegurar:
• La calidad del personal
docente, a través de diversos sistemas de selección,
promoción y nombramiento.
• La calidad de los estudiantes, en función de sistemas de admisión
selectiva, sistemas de evaluación del rendimiento académico, becas
y premiso.
• La calidad de los planes de estudio, de los cursos y la enseñanza
en general, por medio de la evaluación o acreditación de programas
y de cursos, de cuestionarios a los estudiantes, de evaluación del profesorado,
de programas de formación en habilidades docentes, etc.
• La calidad de la investigación, a través de la financiación
y ayudas a los proyectos de investigación, los índices de citaciones
y publicaciones, evaluaciones internas y externas periódicas, etc.
• La calidad del personal de administración y servicios, según
distintos sistemas de selección y formación.
• La calidad de los recursos materiales (inmuebles, materiales para la
docencia y recursos para la investigación) por medio de programas de mantenimiento
y dotación equitativa.
• La calidad del proyecto institucional, en función de los resultados
inmediatos y diferidos obtenidos por la propia institución.
Todo programa de evaluación
institucional debe adaptarse para ayudar a las organizaciones
a evaluarse a sí mismas y a planificar futuros
avances; además, exige una amplia participación
de todas las partes interesadas: personal académico,
personal administrativo y alumnos. El punto de partida
es una declaración de intereses donde se evidencie
la necesidad de llevar a cabo la evaluación
y el compromiso de asumir la totalidad del proceso
por parte de los agentes implicados.
La metodología de la evaluación
institucional
El proceso de evaluación
institucional tiene una doble vertiente (De Luxán
Meléndez, 1998: 27): en primer lugar, en relación
con el exterior del sistema universitario, su papel
principal es asegurar que los clientes conozcan la
calidad de la oferta de programas de enseñanza.
Por otro lado, en el interior de la institución
universitaria, es un instrumento que permite observar
puntos fuertes y débiles, e impulsar estrategias
de acción para conseguir mejoras concretas
en la calidad de los procesos de enseñanza
o de investigación.
Este proceso, tal y como se propone en la mayoría de los sistemas universitarios
mundiales, incluido el español, se articula en dos grandes fases: autoevaluación
y evaluación externa, exigiéndose previamente la existencia de
una serie de datos estadísticos de gestión y para la gestión,
es decir, datos de carácter cuantitativo y cualitativo, orientados a
informar los juicios de valor consustanciales a todo proceso evaluativo.
La autoevaluación es un proceso de evaluación interna que lleva
a cabo la propia institución. Es una reflexión participativa
y con profundidad sobre la realidad de su institución en relación
con la calidad. La comunidad universitaria, mediante un proceso de reflexión
participativa, describe y valora su realidad. Propicia la implicación
de la comunidad universitaria en la mejora de la calidad.
Se trata de un examen global, sistemático y regular de las actividades
y resultados de una organización, comparados con un modelo de organización
de resultados satisfactorios. Permite a las organizaciones discernir claramente
sus puntos fuertes y las áreas de mejora, y culmina en acciones de mejora
planificadas y en el seguimiento del progreso realizado. Según Estefanía
Lera (2001: 26), este proceso ayudará a detectar los desajustes concretos,
permitiendo su corrección directa e inmediata.
Este proceso va seguido de un proceso de evaluación externa como complemento
necesario para cubrir adecuadamente los objetivos de toda evaluación
institucional, que se realiza por un comité de expertos, ajenos a la
institución evaluada. Los fines propios de esta segunda fase son (Cerdán,
1992: 66):
1. Obtener información contrastable
y objetiva de la organización, funcionamiento
y procesos didácticos que se dan en los centros,
que permita complementar la evaluación interna.
2. Conocer la situación inicial de cada centro en los ámbitos
docentes y no docentes y poner así de manifiesto sus logros y sus dificultades,
sus puntos fuertes y sus puntos débiles y, en consecuencia, sugerir
orientaciones útiles que ayuden a tomar decisiones oportunas para resolver
los problemas detectados.
3. Contribuir a que los centros establezcan sus propios mecanismos de autoevaluación.
Puede proporcionar métodos e instrumentos, así como favorecer
la reflexión y la cooperación.
4. Difundir la cultura de la evaluación entre todos los sectores de
la comunidad educativa.
Para asegurar su éxito deben cumplirse condiciones como las siguientes:
el grupo de expertos debe estar equilibrado en términos de competencia
y especialidad; sus miembros deben ser independientes de la unidad evaluada
y legitimados por ella, con capacidad y experiencia en este tipo de tareas.
Este proceso podría quedar resumido y esquematizado tal y como representa
la Figura 1.
Figura 1
El proceso de evaluación institucional
. Fuente:
elaboración propia.
Para que este tipo de propuestas llegue
a obtener el éxito
deseado, Tejedor (1997: 471) considera que se ha de velar por
una independencia de los evaluadores frente a la institución,
que les permita el ejercicio de un espíritu crítico
responsable; asumiendo la cientificidad como garantía de
la objetividad, lo que demanda una capacitación técnica
y pluridisciplinar de los evaluadores; requiriendo transparencia
de la información, de forma que se posibilite el acceso
de todos los actores implicados a la fuente de datos; definiendo
una pluralidad en los órganos de evaluación, a fin
de conseguir una mayor representatividad en las opiniones expuestas;
y privilegiando la participación, tanto como requisito
para validar la información generada, como para garantizar
el éxito de algunas propuestas sugeridas en los informes.
Como puede observarse, este proceso debe adaptarse para ayudar
a las instituciones a evaluarse tanto a sí mismas como
a planificar futuros avances; además, para su éxito,
exige una amplia participación de todas las partes interesadas.
La evaluación institucional universitaria en España
En la evaluación institucional de la calidad se evalúa
el rendimiento de la institución (o de determinadas unidades
dentro de la institución universitaria) con el objetivo
de detectar posibles fallos y oportunidades de mejora que dependen
más de la estructura y del funcionamiento de la institución,
o de prácticas compartidas por la mayoría de sus
componentes, que del comportamiento concreto de cada uno de los
individuos.
Desde esta perspectiva, se están llevando a cabo iniciativas
de evaluación institucional universitaria, tal y como aparecen
reflejadas en la Figura 2. Uno de los principales ejes de actuación
del Consejo de Universidades1 , como organismo responsable de
la gestión y puesta en marcha de este tipo de iniciativas,
es la atención al tema de la calidad. Por esta razón,
en 1985, inició una línea de reflexión mediante
la elaboración de estudios, jornadas y debates encaminados
a la búsqueda de instrumentos metodológicos que
permitieran valorar la docencia e incentivar políticas
de calidad de los servicios, dentro de un marco de respeto a la
autonomía reconocida en la legislación universitaria.
Escotet (1984: 12) advirtió que estos procesos de evaluación
deberían constituirse como una actividad cotidiana y permanente
en cada Universidad. Por esta razón se necesitará recurrir
a técnicas específicas para conocer los logros y
las deficiencias y ejecutar las reformas necesarias, todo ello
sobre la base de un proceso participativo de toda la comunidad
universitaria.
La etapa de debates y estudios concluyó con la Resolución
del Pleno del Consejo de Universidades, de 29 de septiembre de
1992, aprobando la puesta en marcha de un Programa Experimental
de Evaluación de la Calidad del Sistema Universitario,
basado en experiencias internacionales y con la participación
de expertos nacionales y extranjeros, así como de responsables
de la administración universitaria. El programa se desarrolló durante
el período 1993-94 y participaron 17 universidades. Sus
principios pueden resumirse en los siguientes puntos (Garreta
Torner, 1998: 285):
Figura 2
Cronología de la evaluación institucional universitaria
en España
Temporalización |
Actividades desarrolladas |
1990-1991 |
. Debate en el Consejo de Universidades sobre el alcance de la evaluación orientada a la mejora de la
calidad |
1992-1994 |
. Programa Experimental de Evaluación de la Calidad del Sistema Universitario. |
1994-1995 |
. Valoración del Programa Experimental. . Proyecto Piloto Europeo de Evaluación de la Calidad de la
Enseñanza Superior. . Plan Nacional de Evaluación de la Calidad de las Universidades. . Primera convocatoria del Plan
Nacional de Evaluación de la Calidad de las Universidades. |
1996-1997 |
. Participación directa en el Plan de algunas Comunidades Autónomas. . Recomendación de la Comisión de la
Unión Europea sobre la garantía de la calidad en la Enseñanza Superior. . Primer Informe sobre la calidad de las
Universidades. |
1998-1999 |
. Segunda y tercera convocatoria del Plan Nacional de Evaluación de la Calidad de las Universidades. .
Constitución de las Agencias Regionales de Evaluación. |
2000-2001 |
. 4ª Convocatoria del Plan Nacional de Evaluación de la Calidad de las Universidades . Segundo Plan de
Calidad de las Universidades . Aprobación de la Ley Orgánica de Universidades |
•
La evaluación se desarrollará bajo el modelo de
autoevaluación, incorporando elementos de evaluación
externa e indicadores de calidad.
•
Deberán definirse con precisión los objetivos, las
instituciones responsables y los medios necesarios para su puesta
en marcha.
•
El proceso debe estar orientado a fomentar la calidad para lo
cual los miembros de la comunidad universitaria deberán
participar en la implementación y proponer soluciones.
•
La principal fuente de información será, junto con
los datos de que dispone la universidad, las opiniones de los
responsables de los departamentos y centros y la de los estudiantes.
•
El autoestudio interno deberá ser contrastado por expertos
externos que revisarán en cada Universidad el informe de
autoevaluación mediante entrevistas a los profesores, personal
no docente y estudiantes.
•
El autoestudio se completará con la utilización
de indicadores cuantitativos. Esta primera experiencia pudo calificarse
como aproximación-experimentación
metodológica de evaluación institucional, según
los comentarios de Rodríguez Espinar (1997).
Algunos de los déficits del Programa Experimental se cubrieron
con la participación, en el bienio 1994-95, en el Proyecto
Piloto Europeo de Evaluación de la Calidad de la Enseñanza
Superior, auspiciado por la Unión Europea y en el que participaron
46 instituciones de los estados miembros junto con Islandia y
Noruega. La metodología empleada no se distanciaba de la
del Programa Experimental, si bien la evaluación se ha
centrado en la enseñanza y sólo incluye temas de
investigación y gestión universitaria directamente
relacionadas con la calidad de la docencia en las titulaciones
evaluadas.
Sus objetivos se centraron en (Consejo de Universidades, 1995b:
7):
• Intensificar el conocimiento de la necesidad de la evaluación
de la calidad en la enseñanza superior.
•
Introducir una dimensión europea en la evaluación
de la calidad.
•
Enriquecer los procedimientos existentes de evaluación
de la calidad en el ámbito nacional.
•
Contribuir a mejorar el reconocimiento actual de los diplomas
y los periodos de estudio promoviendo la cooperación entre
instituciones mejorando la comprensión mutua de los programas
estudiados en los distintos países.
La metodología del proyecto, que combina la autoevaluación
y la evaluación externa, fue diseñada incorporando
elementos comunes a los diferentes sistemas de evaluación
universitaria ya existentes en la Unión Europea. La homogeneidad
de su aplicación se aseguró a través de una
Guía de Evaluación, que recoge los puntos a evaluar
y los criterios y procedimientos a seguir. Sobre la base de esta
guía, cada país realizó las adaptaciones
pertinentes en función de las peculiaridades de los respectivos
sistemas universitarios.
Estos proyectos evidenciaron un alto grado de aceptación
de la evaluación por parte de la comunidad universitaria.
El punto crítico fue la motivación, dedicación
y preparación de los miembros de los comités de
evaluación, que se unió a los problemas de disponibilidad
de los datos requeridos y a la falta de definición de objetivos
explícitos de evaluación.
Pero, por otro lado, estas experiencias ayudaron a conformar actitudes
favorables a la evaluación institucional como elemento
impulsor de políticas de calidad, permitiendo desarrollar
y actualizar metodologías de actuación. Gracias
a ello, en diciembre de 1995 se establece el Plan Nacional de
Evaluación de la Calidad de las Universidades (PNECU),
de acuerdo a los siguientes objetivos:
• Promover la evaluación
institucional de la calidad de las universidades.
•
Elaborar metodologías homogéneas para la evaluación
de la calidad integradas en la Unión Europea.
•
Proporcionar información objetiva que pueda servir de base
para la adopción de decisiones de las distintas organizaciones
en el ámbito de su respectiva competencia.
Propone una duración de cinco años, revisable anualmente
mediante convocatorias anuales de proyectos de evaluación
institucional en los que podrán participar las universidades
públicas y las privadas. Por la tanto, la incorporación
al plan tiene un carácter voluntario.
Estos proyectos pueden responder a tres categorías bien
diferenciadas:
a) Proyectos temáticos: la universidad solicita la evaluación
de una titulación o varias afines y se compromete a desarrollar
el proyecto siguiendo la temporalización, instrumentación,
etc. establecidos en el plan, aunque puede añadir las peculiaridades
que estime oportunas.
b) Proyectos globales: la universidad solicitante se compromete
a su evaluación total en el plazo de los cinco años
que dura el plan.
c) Acciones especiales: podrán referirse a aspectos como
la infraestructura necesaria para los procesos evaluativos (creación
de unidades técnicas), la mejora de metodologías
de evaluación y acciones de mejora de la calidad propuestos
por la evaluación realizada en los dos tipos de proyectos
anteriores.
El organismo responsable de la gestión del plan es la
Secretaría General del Consejo de Universidades asistido
por un Comité Técnico y una Oficina de Gestión.
La unidad de evaluación es la titulación (programa
de formación) con relación a una triple dimensión:
la enseñanza, la investigación y los servicios:
• En el ámbito de la docencia se evalúa la
titulación o programa de estudios de cualquiera de los
niveles de la enseñanza universitaria, conducentes tanto
a títulos oficiales como a títulos propios.
•
En el ámbito de la investigación, las unidades a
evaluar son las áreas de conocimiento de los departamentos
más involucrados en la correspondiente titulación
evaluada.
•
Por último, también serán evaluadas las unidades
de gestión o servicios universitarios más directamente
relacionados con las unidades objeto de evaluación en los ámbitos
docente e investigador.
Los proyectos seguirán una metodología mixta de
autoevaluación y evaluación externa. La fase de
autoevaluación se realizará a través de un
Comité de Evaluación nombrado por la universidad
y da lugar a un informe de autoevaluación que se remite
al Comité de Expertos Externos, conformado ad hoc a propuesta
del Comité Técnico, para proseguir con la fase de
evaluación externa.
El Consejo de Universidades ha elaborado una serie de Guías
de Evaluación para ambos procesos en cada una de las tres
dimensiones apuntadas, con el objetivo de facilitar la tarea a
los distintos comités encargados de la evaluación.
Incluyen orientaciones metodológicas, indicadores a tener
en cuenta y procedimientos a emplear, así como modelos
de los diferentes informes donde se harán públicos
los resultados obtenidos.
La financiación de estos proyectos es compartida por el
Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, por el órgano
de gobierno de la respectiva Comunidad Autónoma y, en menor
medida, por las universidades.
La secuenciación de este proceso de evaluación institucional,
a pesar de estar perfectamente temporizado, podría simplificarse
del siguiente modo:
1. El Consejo de Universidades realizará la convocatoria,
seleccionará los proyectos y determinará el proceso
y los protocolos a utilizar.
2. Cada universidad creará un Comité de Evaluación,
determinará los objetivos y seleccionará las titulaciones
a evaluar (de las contenidas en el proyecto).
3. Se conformará un Comité de Titulación
que será el encargado de elaborar un autoinforme con el
apoyo de la Unidad Técnica de Evaluación (de la
universidad), que será expuesto públicamente con
el objeto de recibir las consideraciones oportunas.
4. Los evaluadores externos visitarán la institución
y realizarán un informe basándose en el autoinforme
de la titulación y las reuniones mantenidas con las distintas
audiencias.
5. El Comité de evaluación de la universidad realizará un
informe final como síntesis del autoinforme y del informe
de evaluación externa.
6. El Consejo de Universidades realizará un informe definitivo
sobre la base de todos los documentos anteriores.
Las características esenciales de este plan de calidad,
expuestas en los párrafos precedentes, quedan reflejadas
en la Figura 3 elaborada por Salvador Blanco (1997).
Figura 3
Características del Plan Nacional de Evaluación
de la Calidad de las Universidades
Fuente: Salvador Blanco (1997: 442)
Tras la puesta en marcha de las diferentes convocatorias a las
que ha dado lugar el Plan Nacional iniciado en el año
1995 y cumpliéndose los objetivos que se había
propuesto, un segundo Real Decreto dio lugar, en el año
2001, al establecimiento del II Plan Nacional de Calidad de
las Universidades, de naturaleza y características similares
al anterior. En estos momentos ya se ha instaurado una cultura
de calidad en las Universidades, que ha dado lugar a la creación
de unidades de calidad en la mayoría de ellas y la creación
de agencias de calidad en comunidades autónomas como
Cataluña (Agència per a la Qualitat del Sistema
Universitari a Catalunya, AQSUC) y Andalucía (Unidad
para la Calidad de las Universidades Andaluzas, UCUA). Continuando
con esta tónica de trabajo y profundizando en la implantación
de sistemas de calidad basados en el Modelos planteado por la
EFQM este nuevo plan tendrá una vigencia de seis años
en consonancia con el plan anterior.
Por su parte, el objetivo prioritario de la nueva Ley de Universidades
(2001) es la promoción y la garantía de la calidad
universitaria. En este sentido, una de las novedades incluidas
es la futura creación de la Agencia Nacional de Evaluación
y Acreditación (Título V, artículos 31 y
32), como organismo responsable de llevar a cabo procesos de evaluación
y promoción de la calidad en las instituciones de enseñanza
superior. Entre sus objetivos destacan la medición del
rendimiento de este servicio público en respuesta a las
exigencias sociales, de manera que las administraciones competentes
puedan tomar las decisiones adecuadas en el ámbito de sus
competencias; la mejora de la actividad docente e investigadora,
así como de la gestión; la promoción de la
movilidad universitaria, tanto a nivel de estudiantes como de
profesionales y, en definitiva, generar evaluaciones que se caractericen
por su transparencia y utilidad. Resultados del PNECU
Una vez que ya han sido expuestas la naturaleza
y características
de los procesos de evaluación institucional universitaria
llevados a cabo en España (PNECU), estamos en disposición
de exponer cuáles son los resultados que han sido obtenidos
tras su aplicación.
Hasta este momento contamos únicamente con los informes
de la primera y segunda convocatoria, elaborados por el Consejo
de Universidades (1997 y 2000).
En la primera de ellas han participado un total de 46 universidades,
aportando para su evaluación 130 titulaciones, en función
de siete proyectos globales, 32 proyectos temáticos y 31
acciones especiales, obteniéndose unos resultados satisfactorios
para cada una de las áreas de evaluación propuestas
por este plan: enseñanza, investigación y servicios
(ver Figura 4).
Figura 4
Resultados obtenidos en la primera convocatoria del PNECU
Enseñanza |
Resultados |
- Las titulaciones no cuentan con una clara definición de los objetivos que justifiquen y orienten su programa
docente. - Imprecisión en relación con los perfiles profesionales y académicos que se señalan como orientación formativa.
- No existe diferencia entre los programas docentes de las diplomaturas y licenciaturas que pertenecen a un mismo campo
científico. - Disfuncionalidad de los plantes de estudios. - Los procesos de orientación académica ha mejorado.
- Falta de coordinación y adaptación de los programas a los nuevos planes de estudios. - Están mejorando los aspectos
organizativos de la enseñanza. - La metodología didáctica sigue siendo mayoritariamente magistral. - Desde el punto de
vista de los alumnos la enseñanza es valorada positivamente. - El sistema de tutorías es ineficaz. - Los sistemas de
evaluación de los aprendizajes son valorados negativamente por los alumnos. - Los servicios de asistencia al universitario
han mejorado considerablemente. - Nivel de éxito académico muy bajo, elevadas tasas de retraso y alto nivel de abandono.
- Los alumnos están insatisfechos con el sistema de acceso a los primeros y segundos ciclos. - El nivel de exigencia no es
acorde con el tiempo disponible por el alumno para el estudio. - El profesorado es valorado positivamente. - La política
de selección de personal es valorada negativamente. - Los profesores no poseen, apenas, una formación pedagógica adecuada.
- El sistema de evaluación del profesorado es inadecuado. - Los departamentos no cumplen sus tareas de formación y
coordinación didáctica. - Las instalaciones han mejorado progresivamente aunque no se emplean adecuadamente.
- La cooperación interuniversitaria ha mejorado cualitativa y cuantitativamente. - Escasa vinculación del mundo académico
con el mundo profesional. |
Recomendaciones |
- Definir las metas y los objetivos de cada titulación e identificar los perfiles profesionales y académicos.
- Establecer un plan estratégico que incorpore sistemas de coordinación de las actividades académicas, sistemas de
información y orientación a los estudiantes, intensificar las actividades prácticas, potenciar la función tutorial, etc.
- Racionalizar la ordenación y estructuración de los planes de estudios. |
Investigación |
Resultados |
- Inexistencia de objetivos y planes de desarrollo de la investigación. - Se han ido incrementando
paulatinamente los recursos para la investigación, sin embargo, carece de personal de apoyo. - Han aumentado las relaciones
con el ámbito empresarial. - Los grupos de investigación son, cada vez, más competentes. - Han mejorado los procesos de
gestión de la investigación. - Baja proporción de doctores y excesivo número de profesores asociados como personal
investigador. - Aumento de la producción y proyección internacional. - Definir los objetivos y la programación de la
investigación. - Destinar recursos (distribuidos adecuadamente) dedicados a promover la investigación. - Incentivar la
innovación y la investigación multidisciplinar. - Adoptar planes estratégicos de desarrollo de la investigación.
- Incrementar el personal de alta cualificación y el personal de apoyo. |
Gestión y Servicios |
Resultados |
- Inexistencia de estudios sobre satisfacción del cliente. - El proceso de toma de decisiones está
excesivamente burocratizado. - Los sistemas de información existentes son ineficaces. - Deficiencias en la gestión del
personal. - El Personal de Administración y Servicios cumple con sus tareas de forma adecuada. - La gestión
administrativa funciona con eficacia y eficiencia. |
Recomendaciones |
- Crear un órgano responsable directo de la gestión y los resultados de cada titulación con capacidad
decisoria. - Generar planes de calidad que evalúen todos los procesos universitarios. - Establecer nuevas políticas de
recursos humanos. - Mejorar los sistemas de información estadística a disposición de las universidades españolas. |
Estos resultados han permitido a las diferentes
unidades evaluadas la puesta en marcha de mecanismos de actuación y mejora
en aquellos aspectos que se consideren necesarios, así como
la conciencia de la necesidad de llevar a cabo procedimientos
similares que supongan un avance institucional generalizado.
En la segunda convocatoria del Plan fueron evaluadas 230 titulaciones
pertenecientes a 51 universidades, que presentaron 19 proyectos
globales, 31 proyectos temáticos y 29 acciones especiales.
Un avance de los resultados obtenidos en las diferentes áreas
de evaluación se presenta en la Figura 5.
Consecuencias de la participación en proyectos de evaluación
En el marco de la tradición española, tal y como
dictó el Consejo de Universidades (1995a) la participación
en un proyecto de evaluación tiene consecuencias inmediatas
para la universidad, en la medida en que le ayuda a tomar conciencia
de sus problemas y de sus posibilidades y a diseñar planes
internos de actuación para mejorar sus niveles de calidad
y su prestigio.
Por otra parte, la difusión de los resultados de la evaluación
servirá también para un mejor conocimiento por parte
del entorno social de cada universidad, de los niveles de calidad
alcanzados por ésta y de los esfuerzos que realiza por
mejorar sus prestaciones y su servicio a la sociedad. Todo ello
debe contribuir a aumentar el apoyo social a las instituciones
universitarias.
En tercer lugar, las Administraciones Públicas con competencias
en política universitaria podrán utilizar los resultados
de los proyectos de evaluación de la calidad para diseñar
sus planes de actuación en materia de desarrollo y financiación
de las universidades.
Comentarios finales
Ha de quedar claro que este modelo, junto
con el conjunto de patrones europeos, es un sistema de autorregulación, dado
que el objetivo inicial no es establecer rankings, no es castigar,
sino que, tiene como objetivos prioritarios la mejora de la lógica
de la docencia, la investigación, la asistencia y la gestión
de la unidad evaluada, creando un clima propicio para que la evaluación
tenga lugar, es decir, considerar como clave el factor humano,
no la imposición y sí el consentimiento (Fernández
Sierra y Fernández Larragueta, 2000).
La contribución de los programas de evaluación debe
ser, según las palabras de Pérez García (1998),
posibilitar un mejor conocimiento de los problemas y una mayor
capacidad de las instituciones para manejar los instrumentos que
solucionen dichos problemas.
Este proceso, que lleva varios años desarrollándose,
debería promover un cambio cultural, es decir, la difusión
de unos valores sobre lo que deben ser unos servicios universitarios
de calidad y sobre la organización de las universidades.
Debe conducir también a la búsqueda de la participación
del entorno social y, con ello, contribuir a la mejora de los
enlaces entre universidad y sociedad.
La respuesta de las universidades a las distintas convocatorias
efectuadas por el Consejo de Universidades a la presentación
de proyectos en el marco del Plan Nacional de Evaluación
de la Calidad de las Universidades ha superado las previsiones
más optimistas, uniéndose a esta iniciativa cerca
la práctica totalidad de instituciones universitarias existentes
en España.
Con lo expuesto hasta aquí, hay pocas posibilidades de
que el sistema universitario español quede aislado de una
práctica claramente institucionalizada en la Unión
Europea: la Evaluación Institucional de las Universidades.
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PIES
1 Redenominado
Consejo de Coordinación Universitaria tras la aprobación
de la Ley Orgánica de Universidades (2001).«volver«
Estudios
e Investigaciones
Sonia Araujo
Efectos sistémicos
de la evaluación en la investigación basada en
incentivos: el caso argentino.
Luz
Ma. Ortega Villa
El conocimiento de la función de extensión universitaria por
parte de sus trabajadores en la UABC
Análisis
Temático
Presentación
María Ruth Vargas Leyva
La educación
superior tecnológica
Víctor Manuel Gómez
Campo
¿ Educación
tecnológica o formación profesional? El caso de Colombia
Michael Schorr Wiener, Benjamín
Valdez Salas y Guillermo Hernández-Duque Delgadillo
Educación tecnológica:
preparación de la juventud para su incorporación en
la sociedad moderna
Eduardo L. de la Garza Vizcaya
Las universidades politécnicas.
Un nuevo modelo en el sistema de educación superior en México
Elizabeth Obregón
Barbosa
Los actores y las reformas
en el contexto de la educación superior tecnológica
Alfredo Hualde
Trayectorias laborales,
aprendizaje y condiciones de empleo de técnicos: un análisis
en Tijuana y Mexicali
Reformas e Innovaciones
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Los nuevos mecanismos relacionales de financiación de la educación
universitaria pública: la aplicación del contrato programa en España
Estadística
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y María Jesús Pérez García
El impacto de la educación superior en la ocupación y en las remuneraciones
por trabajo: el caso de la zona metropolitana de la ciudad de México
Mirador
Ignacio González López
Del compromiso a la decisión: las
características de la evaluación institucional universitaria en
España
Estados del Conocimiento
Armando Alcántara Santuario
La investigación educativa
en México y Brasil
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